El 15 de septiembre es el Día Mundial de la Concientización sobre el Linfoma. Esta patología es un cáncer poco conocido, cuya presencia en todos los países aumenta de modo considerable. Frente a esta realidad, dedicamos la jornada para concientizar a la sociedad, ya que si se detecta en un estadío temprano, existe un 70% de probabilidades de supervivencia.

El linfoma es una tipología de cáncer que afecta a la sangre y aunque bastante común, la mitad de las personas que lo padecen no conocían su existencia antes del diagnóstico.

Sintomatología y desarrollo de la enfermedad

Los síntomas son similares a los de otras patologías, lo que produce que su detección sea tardía. A saber:

  • Aparición de un bulto en el cuello, ingle y axilas junto a fiebre y prurito inexplicable.
  • Pérdida de cabello
  • Fatiga
  • Náuseas
  • Depresión
  • Pérdida de autoestima
  • Sudoración profusa
  • Pérdida de apetito y peso en pocos meses
  • Tos, dolores en el pecho o problemas respiratorios, en las afectaciones de los ganglios en el tórax.
  • Dolor abdominal, aumento del perímetro abdominal

El linfoma ataca a los linfocitos -células del sistema inmune-, que forman parte del gran grupo de glóbulos blancos. Su alteración en la sangre genera la aparición de una célula anormal que se encuentra principalmente en los ganglios, el bazo y el hígado (donde habita la mayor parte del tejido y líquido linfático) y se convierte en cancerosa. En algunos casos, incluso, se esparce hacia el resto del organismo.

Tipologías y detección

Existen dos grandes categorías de linfomas: Linfoma de Hodgkin y Linfoma no-Hodgkin. Es fundamental que, en todos los casos, se realice diagnóstico temprano y un tratamiento oportuno ya que si coinciden estas variables, el riesgo de mortalidad se reduce hasta un 30%.